Serie: TEMAS QUE AYUDAN A ENTENDER EL PENSAMIENTO Y LA VIDA DE LA IGLESIA EN SUS INICIOS 2ª Parte.

El nuevo pacto.

Desde el momento que oímos hablar del Evangelio, vamos a los discipulados y llegamos a los seminarios teológicos, aparece un concepto cuyo uso se vuelve tan natural que lleva a pensar a muchos que siempre existió, volviéndose casi imprescindible para la mayoría de los interpretes bíblicos. Pero debemos entender que no siempre fue así e inclusive su invención fue resultado del análisis lógico de la mente gnóstica de Marción de Sinope. Este concepto es el de Antiguo y Nuevo Testamento que crea un contraste entre dos dispenciones.
En primer lugar debemos entender que para todos los escritores del llamado “Nuevo Testamento”, la Escritura Sagrada a que hacen referencia era principalmente el llamado “Antiguo Testamento”. Ninguno de ellos desacreditó o llamó a éste como una escritura arcaica que necesita ser reemplazada por la nueva.
El gnosticismo, debido a su conclusión de que el Dios creador del universo era un demiurgo (algo así como un "demonio"), vieron en el Tanáj (ley, salmos y profetas) todo el plan falso de aquel ente espiritual rebelde que había creado el cielo y la tierra. Por tanto, debía ser desestimado en su totalidad llamándole así “Viejo o Antiguo Testamento”.
La teología en la historia aunque luchó contra el gnosticismo en sus inicios, asimiló tal concepto; no por la misma conclusión sino por la confusión y la mezcla de estos conceptos con los de “Antiguo y Nuevo Pacto”. Debemos entender que cuando se habla de pacto no se hace pensando en la Escritura, porque precisamente ella habla de aquel pacto, aunque no es el pacto en sí. Todo el Tanáj es posterior al Pacto Mosaico, por ende, lo describe, pero no es el pacto en sí. De la misma manera la enseñanza apostólica es posterior a Jesús, pero ella no es Jesús en sí. Debemos tener bien claro en la mente que Pacto y testamento (escitura) no son los mismos conceptos bíblicos.
«La traducción inadecuada de “pacto” como “testamento” puede ocultar el significado teológico de la división de la historia de la salvación (y del canon bíblico) en los pactos antiguo y nuevo.» (Diccionario Bíblico Lexham, J. D. Barry & L. Wentz, Lexham Press).
El mismo diccionario define pacto como: «Vínculo de parentesco sagrado entre dos partes, ratificado por la promesa de un juramento.».
Entendiendo esto, cuántos ardides podemos eliminar al explicarle a alguien un texto tan sencillo como el siguiente:
«No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.» (Mateo 5:17–20).     
Yeshúa dice aquí que de la Escritura no va a pasar ni siquiera en su letra más pequeña Yod (י) que representa la letra «Y», como tampoco dejará de ser un oketz que significa ‘Extremidad, aguijón, rayón estilístico o detalle de una letra’ (עוקץ).
«La parte más pequeña de una letra, el mínimo trazo de una pluma, tilde (RVR, RVA, LBLA, NVI), punto (DHH, TLA); en el alfabeto español se puede ilustrar por la diferencia entre la “E” y la “F”, la línea horizontal inferior podría ser una “tilde”. Jota y tilde representan el mínimo detalle de la Ley (Mt 5:18; Lc 16:17+).» (Diccionario de idiomas bíblicos: Griego Nuevo Testamento, James Swanson, Logos Bible Software).  
El Nuevo Pacto se encuentra en la persona de Jesús, así como los pactos anteriores se encontraban en el compromiso divino de cumplirlo. La carta a los hebreos es clara en este tema.


Ø  Ley como sustantivo pude ser Torá o algún libro específico de ella.
Ø  Existen varios grupos de leyes: sacerdotales, personales, comunitarias, del matrimonio, etc.
Ø  Se puede decir ley a un aspecto específico de una ley que forme parte de un grupo más amplio de leyes.
Ø  Algunos preceptos humanos han llegado a ser parte del conjunto de leyes admitidas por la comunidad convirtiéndose en ley también.
Ø  Hay preceptos humanos que no han llegado a formar parte de las leyes admitidas por la comunidad pero están batallando socialmente por llegar a serlo.


Antes de ver algunos textos específicos debemos tener en cuenta, en primer lugar, que el contexto de la carta es todo el señalado anteriormente. Cuando miramos la ley debemos tener en cuenta que ésta tiene varias peculiaridades: 
Los temas con que comienza el manual: Nivel III, discipulado para el misterio del siglo XXI, una introducción al desafío de la judaización (que puede adquirir a través de este blog), van directamente a responder la pregunta creada por el paradigma de nomos. Dios ha hablado hasta ahora y ha comunicado su voluntad que, por ser santa, implica el vivir en esta dimensión, y Cristo por su naturaleza de Hijo de Dios tiene la autoridad de purificar los pecados humanos a partir de que Él mismo vivió como hombre, padeciendo los retos de adorar y servir a Dios en medio de un mundo que le aborrece (1:1-4). Es así que Cristo se constituye en Salvador, no de nombre sino como representante de Dios en la tierra (1:5-2:18). El testimonio vivido por Jesús como Hijo de Dios —y por ende con esa naturaleza— le da una autoridad superior a la de cualquier hombre, e inclusive a Moisés, para actualizar o reinterpretar cualquier ley (3:1-6). Esto nos da la oportunidad de caminar confiados en Él, imitarle y obedecerle, pues lo que era imposible para la naturaleza humana ahora se hace posible trayendo un reposo espiritual en Él (3:7-4:13). Ahora tenemos entrada a ese reposo o calma espiritual del cual es sombra el tabernáculo y el templo, en donde Cristo es sumo sacerdote eterno por ser mediador entre nosotros y Dios. Esto no según aquel orden sacerdotal levítico sino de otro más excelente como aquel de Melquisedec (4:14-5:10). Tal acción divina implica una respuesta responsable y comprometida de todo el que escuche este mensaje, a través del arrepentimiento primeramente y de la vida en santidad que es fruto del vivir en el reposo divino (5:11-6:20). Jesús hecho ahora sumo sacerdote, sustituye el sacerdocio levítico y, por ende, exige un cambio en la ley que le compete, no en toda la ley, sino en aquel grupo (Ex 28) que hace referencia al sacerdocio (Hb 7:1-9:22). Este nuevo sumo sacerdote al entrar en el tabernáculo celestial, el cual es de donde el terrenal toma referencia, hace perfecto a aquel pecador arrepentido que viene a Él siendo una mediación, ciento por ciento, efectiva y esto no muchas veces sino una vez y para siempre (9:23-10:25).   
Después de analizar el tema principal de esta carta, acerca del cambio en el grupo de leyes que atañe al sacerdocio, vemos algunos de los siguientes versos que interpretados fuera de su contesto han llevado a muchos a pensar que se refieren a un pacto totalmente nuevo desconectado de lo antiguo trayendo una nueva dispensación o ley. Veamos algunos textos específicos:
7:12-22.
Ø  El verso 12 habla de una modificación a la ley, no en todos sus detalles sino específicamente en el área sacerdotal.
Ø  En el verso 13, menciona dicho cambio comenzando en Cristo como sumo sacerdote, pero por ser proveniente de la tribu de Judá y no de Leví implicaría una modificación sustancial que afectaría drásticamente en cuanto a las leyes del orden sacerdotal. Sin embargo, Dios adelantándose a esto presentó un sacerdocio fuera del orden levítico que fue el de Melquisedec ajeno inclusive a las tribus de Israel, para que sirviera de referencia y precedente a este nuevo en el Mesías.
Ø  El verso 16 aclara lo anterior, mencionando desde cuál cláusula proviene exactamente la variación que afecta a todo el grupo de leyes sacerdotales: «la ley del mandamiento acerca de la descendencia.».
Ø  El verso 18 confirma que lo cancelado, concretamente, es el mandamiento (ἐντολῆς) acerca de la descendencia dentro del grupo de leyes (νόμος) que conforma el sacerdocio, implicando así una afectación drástica para ese propósito.
Ø  El verso 22 habla de un pacto nuevo como consecuencia del cumplimiento del juramento sacerdotal hecho por Dios y al que se hace referencia en el verso anterior.
8:6-9:28.
Ø  En una traducción más exacta del verso 6: «el cual sobre mejores promesas es legislado (νενομοθέτηται)» (Nuevo Testamento interlineal griego-español, Cesar Vidal, pág. 771, Grupo Nelson), se puede ver la implicación como resultado del nuevo sumo sacerdote —que menciona en el vr.1 como tema central de la carta— de una nueva promulgación de la ley obligando a un nuevo pacto sobre esta base especifica.
Ø  El verso 7 apunta al ministerio señalado en el verso anterior, éste por ser humano tenía como defecto principal su propio pecado, siendo el segundo ministerio más efectivo por ser ejecutado por el Mesías.
Ø  La profecía citada en el verso 10 especifica que el cuerpo de leyes, que no han sido removidas es porque no tienen que ver con el sacerdocio y su permanencia queda confirmada al ser escritas en el corazón del creyente. Esto responde con creces al paradigma helénico de nomos.
Ø  El capítulo 9 describe con exactitud la remoción del grupo de leyes referente al sacerdocio haciendo una comparación con el nuevo sumo sacerdote. También hace lo mismo con otro grupo de leyes referentes al culto, pues ambos grupos están interconectados.
10:1-18  
Ø  El grupo de leyes referentes al culto serían removidas (vr.8), pues al ofrecerse el Mesías como sacrificio suficiente y continuo (vrs.11-12) su regularidad perdía sentido (vrs.10, 14).
Ø  El verso 16 explica, a través de la profecía que el pacto no era eliminar todo el cuerpo de leyes, sino que a través de un mejor sacerdocio y mejor culto esas leyes serían grabadas en el corazón.
Ø  Añadiendo algo importantísimo a esta bendición anterior, el verso 17, concluye que nunca más se acordaría de las transgresiones.
Esta realidad presente descrita hasta aquí por el escritor de la carta conduce a una realidad que es la libertad para venir a Dios y andar con Él (vrs.19-22). Ahora, ¿al haber un sacrificio único hecho en la cruz eso nos libera de no andar en la santidad de la ley?, o ¿al olvidar Dios nuestras transgresiones podemos deliberadamente andar sin preocuparnos de nuestras acciones? El resto de la carta se encarga de responder a esto.
10:23
La nueva oportunidad a través del pacto, no es para mantenernos en una deuda de manera arbitraria, sino para presentarnos a Dios con el deseo de caminar según su santidad, aprovechando el perdón para corregir la vida.
Ø  Los Vrs.26-27 señalan el pecado voluntario o como le llama Juan en su primera epístola la «práctica del pecado», no es fallar en un aspecto de la santidad sino el deleitarse en el fallo.
Ø  Los Vrs.28-29 plantean la realidad que entrañaba la ley de Moisés, ésta aun siendo insuficiente por el sacerdocio y el culto tenía como retribución la muerte a quien fallara; ¿cuánto más condenación (vr.31) tendría alguien que bajo el nuevo sacerdocio y culto fallara a la manera de practicar o deleitarse en el pecado?
Hasta el final de este capítulo se reafirma la exhortación de aprovechar la nueva oportunidad para andar como corresponde a bendecidos por Dios.
El capítulo 11 de esta carta, se encarga de definir ese reto al creyente como consecuencia del nuevo pacto, constituyéndole en el remanente llamado por Dios, a la luz de la fe. No el concepto disminuido de fe que le rebaja a creer solamente, sino del concepto bíblico de emunah  (אֱמוּנָה) y pistis (πίστις) que significan por Asociación de Términos ‘fidelidad’ (para profundizar en este tema ver el libro Mirando lo invisible, autor Liber Aguiar, Christian Editing).
          El capítulo 13 expone la libertad del autor para, bajo el nuevo pacto, hacer demandas concretas a su audiencia. Él ejemplifica el nuevo servicio o culto a través de varias exhortaciones que se basan en áreas específicas de la ley dada por Dios en el antiguo pacto y que permiten ver su continua vigencia: (Dt 10:18-19 ═ Heb 13:1-2), (Nm 35:9-28 ═ Heb 13:3), (Lv 15; Ex 20:14; Nm 25:1-3 ═ Heb 13:4), (Ex 20:17 ═ Heb 13:5), etc.

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