LA METAMORFOSIS DEL JUDAÍSMO
En secciones anteriores se explicaron los orígenes del judaísmo de hoy. En éste abordaremos cómo se ha ido formando de un espectro tan amplio en el tiempo, paradigmas y lugares. Pensar que ha sido el fariseísmo el victorioso absoluto es dar una conclusión muy parcializada o en blanco y negro de la historia. Aunque no se ha dejado de señalar la muy grande influencia de éste, en temas generales y particulares de los judíos de hoy, se debe poner sobre la mesa algunos puntos a tener en cuenta cuando analizamos la historia judía. A continuación presentamos los puntos que muy probablemente tuvo en cuenta Gamaliel II y el resto de los fariseos de la casa de Hillel con la oportunidad del poder administrativo que Roma les había permitido alcanzar:
Ø Al
no estar el Templo, muchas ordenanzas debían ser modificadas.
Ø La
historia del cautiverio se repetía y los rabinos debían trazar un plan
para la nueva situación.
Ø Habían
muchos puntos comunes en ritos e interpretaciones que podían hacer sentir
bien a todos con el nuevo sistema.
Ø Quedaban
puntos ciegos en muchas interpretaciones que con una respuesta “sabia” de
los líderes rabinos, podían ser redefinidos.
Ø Las
demás sectas estaban sin cabezas, pero no extinguidas, había que
incorporarlos astutamente al nuevo sistema.
Ø Se
debía escribir una respuesta Jalájica para conservar la cultura de los
exiliados.
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Es así que
surge un “neo-judaísmo farisaico” con una forma universalista, que le permite
ser aceptado, casi de forma general, por todos los sobrevivientes de los
diferentes grupos. Interesantemente, hoy tenemos un ejemplo de cómo sucedió esta
asimilación del nuevo judaísmo. Se han encontrado restos de la nación antigua
de Israel e inclusive anteriores al tiempo de Jesús entre Falashas (Etiopía),
Lembas (Norte de Sudáfrica), Mammase (Manipur, India), Isakaron (Bukhara,
Uzbekistán), Beneisrael (Mumbai, India) y los Patan (Flara, Afganistan). El
rabinato, de algunos grupos de entre los Asquenazí (se explica este grupo en el
V.3.2.), ha enviado representantes que les instruyan y estos grupos han
aceptado, tal vez por esa misma característica universalista del “neo-judaísmo”
o porque es la única forma de regresar a su origen, las nuevas variaciones.
Ahora estos grupos se han incorporado a la vida cultural judía, e inclusive ya muchos
han hecho Ayilá ‘retorno’ y se han incorporado perfectamente a la nación, en
algunos casos a los grupos ortodoxos actuales.
Judea, ahora
llamada Palestina por ley romana y como consecuencia de la última revuelta, se
fue quedando en el centro de una zona en tensión. Por una parte los reinos
árabes y por otro el imperio cristiano bizantino. En el 638 d.C. el califato Rashidun
‘bien guiado’ (primeros califas que sucedieron a Mahoma) conquista
Jerusalén y expulsan a los cristianos reconstruyendo nuevamente la ciudad, lo
que hoy es la ciudad antigua. En este califato comenzó la conquista musulmana
del mundo como imperio. La nueva ley que traían para los judíos era que podían
quedar pero como ciudadanos de segunda clase y debían guardar respeto y saludar
bajando la cabeza ante cualquier musulmán. Los impuestos crecieron y para muchos
era mejor emigrar que mantenerse en la región.
En esta época
surgieron dos escuelas muy importantes para el judaísmo, una en Sura y otra en
Pumbedita (Gueonim). La misión era salvaguardar la tradición que se
estaba perdiendo y recopilar las discusiones que ellos tenían acerca de la Mishná
(esto se llamó Gemará) compilándose en un escrito actualizado llamado Talmud
Babilónico.
Para el 750
d.C. la situación mejoró un poco bajo el califato Abasí. Aunque por una parte
el número de leyes creció (no podían leer el Corán, ni montar caballo, ni hacer
casas más alta que las mezquita, ni casarse con musulmanas y los hombres tenían
que usar un cinturón amarillo siempre para distinguirlos), hubo libertad de
expresar el judaísmo libremente dentro de la judería y fue a través de sus
conquistas que el número de judíos creció en el norte de África e Iberia.
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