Ser cristiano maduro es actuar en la plenitud del poder del Espíritu Santo.
El termino para entender mejor la plenitud en Dios es: "Unción". Ésta lleva al cristiano a entender la
necesidad del actuar de Dios en su vida y en la iglesia. Por lo que no habrá
jamás un verdadero cristiano que no posea la unción. Sin unción del Espíritu
Santo no habrá frutos cristianos en su vida. La pregunta entonces sería: ¿Qué es la
unción?
En la antigüedad existían tres tipos de unción: la
ordinaria (la dada a un huésped, a un amigo etc.), la sagrada (dedicar el
objeto o la persona a Dios) y la médica (la aplicada a enfermos). En todos los
casos era el de "empalagar" a la persona, ya fuere de aceite o de ungüentos de
hiervas aromáticas.
En Cristo, la unción que recibimos es la presencia del Espíritu Santo y ocurre directamente en el espíritu del creyente. Es lo que va a elevar la vida humana a niveles espirituales más altos, a la semejanza de la santidad de Cristo en el creyente. Esto es excelente, pero muchos no perciben que habrá una lucha entre sus apetencias carnales y los niveles espirituales a donde el Espíritu Santo les quiere llevar.
El andar por las apetencias carnales implica abandonar determinados ideales divinos en nosotros. Realmente es más fácil escuchar la voz de la carne que la voz del Espíritu. En lo carnal no hay que renunciar a nada ya que simplemente esto te arrastra y esclaviza. Sin embargo, en lo espiritual hay que renunciar de manera consciente a las apetencias de la carne que te quieren esclavizar.
En Cristo, la unción que recibimos es la presencia del Espíritu Santo y ocurre directamente en el espíritu del creyente. Es lo que va a elevar la vida humana a niveles espirituales más altos, a la semejanza de la santidad de Cristo en el creyente. Esto es excelente, pero muchos no perciben que habrá una lucha entre sus apetencias carnales y los niveles espirituales a donde el Espíritu Santo les quiere llevar.
El andar por las apetencias carnales implica abandonar determinados ideales divinos en nosotros. Realmente es más fácil escuchar la voz de la carne que la voz del Espíritu. En lo carnal no hay que renunciar a nada ya que simplemente esto te arrastra y esclaviza. Sin embargo, en lo espiritual hay que renunciar de manera consciente a las apetencias de la carne que te quieren esclavizar.
En 1Jn 2:20: «Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas», se ve que el don del Espíritu Santo es
el medio, todo eficiente, que capacita a los creyentes y le brinda el conocimiento que necesita de la verdad. Este conocimiento que necesita no es tan solo el bíblico, sino también el contextual al
propio cristiano.
La unción también guía al creyente en la gran comisión
dada por Cristo (Mt 28:19-20). Para comunicarse efectivamente que su Señor y en las acciones ministeriales que necesita. Estas acciones ministeriales cubren dos áreas: la capacitación a través del don para ser eficaz y su utilización de manera especifica a través del ministerio en el reino. Esto hace del creyente un ser idóneo para
desempeñar su función en el Reino de Dios.
Un cristiano maduro es un creyente con tal don y
servicio, que proyecta su vida cristiana con efectividad. El cristiano que no
se encuentra en una relación plena con el Espíritu Santo, simplemente andará
desorientado en la vida. Podrá saber quizás el plan general de Dios, pero no sabrá las
particularidades de éste para con él en momentos específicos, saliéndose o
bloqueando por una gestión propia el ministerio de la iglesia. Qué triste que el
Dios que le llamó y le capacitó, no pueda hacer uso de él. Tal cristiano podrá
decir frases bonitas pero estas tan solo volaran y nunca adquirirán sentido,
por su testimonio de "fracasado" en quienes le escuchan.
Únicamente el cristiano ungido por el Espíritu
Santo, es verdaderamente un testimonio vivo de Dios. Juan Wesley dijo:
«Haya hombres llenos del
Espíritu Santo y fuego en cualquier denominación y su progreso será
irresistible. Prívales de tales hombres y envíales caballeros de cátedra, de
gran refinamiento, profunda erudición, pero poco fuego y gracia, serán perros
callados que no saben ladrar, e inevitablemente la denominación decaerá».
Me parece muy interesante este contenido. Ciertamente un cristiano que no esté ungido en el Espíritu de Dios, no podrá nunca dar buenos frutos y por ende no será objeto de trabajo (barro en manos del alfarero) para el plan de Dios. El estar en constante relación con el Espíritu Santo y hacer uso de los dones dados por Dios, el ejercer y practicar estos dones en la obra y servicio de Dios, nos conectará con el Creador y es entonces cuando vamos con Él hacia un mismo lugar. Como aquí se explica, la unción del Espíritu Santo es la presencia del Espíritu de Dios en nosotros. Esto implica una revelación de Dios hacia sus hijos para conocer y seguir su plan. Solo renunciando de manera consciente a las apetencias de la carne y proyectando nuestras vidas al servicio de Dios, podremos actuar como cristianos maduros.
ResponderEliminarBueno agregando algo mas pues en el comentario primero estoy en total acuerdo, aquel cual su lucha diaria es contra la carne y en cambiar el hombre
ResponderEliminarviejo, en tratar de a toda costa alejarse de aquello que contrista, entristece y aleja al Espiritu Santo esta ungido por el Espiritu de Dios que es el que le ase reaccionar cuando esta cometiendo algo que no es de un cristiano con madurez espiritual, proyectando nuestra vida a como naturalmente fuimos creados a imagen y semajanza del Eterno por eso nesesitamos del Espiritu Santo para poder andar, en tratar de naturalizar nuestro espiritu y a raiz de toda esta batalla pues aquellos frutos que son del Espiritu Santo se daran a conocer
Bueno agregando algo mas pues en el comentario primero estoy en total acuerdo, aquel cual su lucha diaria es contra la carne y en cambiar el hombre
ResponderEliminarviejo, en tratar de a toda costa alejarse de aquello que contrista, entristece y aleja al Espiritu Santo esta ungido por el Espiritu de Dios que es el que le ase reaccionar cuando esta cometiendo algo que no es de un cristiano con madurez espiritual, proyectando nuestra vida a como naturalmente fuimos creados a imagen y semajanza del Eterno por eso nesesitamos del Espiritu Santo para poder andar, en tratar de naturalizar nuestro espiritu y a raiz de toda esta batalla pues aquellos frutos que son del Espiritu Santo se daran a conocer